This is not the first time the kowtow has been revealed in private revelation. At Fatima in 1916, the Angel taught the three children to kowtow. The Angel taught them new prayers together with a new prayer posture. (The Six Kowtows are a mere variation of this basic posture.)
In his first apparition, after he approached them, the visionary Sister Lucia recounted, “He said, ‘Do not be afraid! I am the Angel of Peace. Pray with me.’ Kneeling on the ground, he bowed down until his forehead touched the ground, and made us repeat these words three times: ‘My God, I believe, I adore, I hope and I love You! I ask pardon of You for those who do not believe, do not adore, do not hope, and do not love You.’ Then, rising, he said: ‘Pray thus. […]’ His words engraved themselves so deeply on our minds that we could never forget them. From then on, we used to spend long periods of time, prostrate like the Angel, repeating his words, until sometimes we fell, exhausted.”
After the angel called them to generously pray and do penance in his second apparition, Sister Lucia related, “It was for this reason that we began, from then on, to offer to the Lord all that mortified us, without, however, seeking out other forms of mortification and penance, except that we remained for hours on end with our foreheads touching the ground, repeating the prayer the Angel had taught us.”
Before the third and final apparition of the Angel, Sister Lucia wrote, “As soon as we arrived there [a hill where they were shepherding], we knelt down, with our foreheads touching the ground, and began to repeat the prayer of the Angel: ‘My God, I believe, I adore, I hope and I love You…’ I don’t know how many times we had repeated this prayer, when an extraordinary light shone upon us. We sprang up to see what was happening, and beheld the Angel. He was holding a chalice in his left hand, with the Host suspended above it, from which some drops of blood fell into the chalice. Leaving the chalice suspended in the air, the Angel knelt down beside us and made us repeat three times: ‘Most Holy Trinity, Father, Son and Holy Spirit, I offer You the most precious Body, Blood, Soul and Divinity of Jesus Christ, present in all the tabernacles of the world, in reparation for the outrages, sacrileges and indifference with which He Himself is offended. And, through the infinite merits of His most Sacred Heart, and the Immaculate Heart of Mary, I beg of You the conversion of poor sinners.’ Then, rising, he took the chalice and the Host in his hands.” As he gave them Holy Communion he said, “Take and drink the Body and Blood of Jesus Christ, horribly outraged by ungrateful men! Make reparation for their crimes and console your God.’ Once again, he prostrated on the ground and repeated with us, three times more, the same prayer ‘Most Holy Trinity…’ and then disappeared. We remained a long time in this position, repeating the same words over and over again. When at last we stood up, we noticed that it was already dark, and therefore time to return home.”
Finally, before Sister Lucia received her final apparition on June 13, 1929, in her convent’s chapel, she was kowtowing while praying the Angel’s prayers.)
[:es]La postración es el nivel más alto de adoración que una persona puede realizar.
Agacharse es el acto de postración cuando la frente toca el suelo arrodillado para adorar. Estos se proclaman como un acto de rendición y, por lo tanto, la mayor exigencia de humildad para honrar al Santísimo Padre, el Dios omnipotente eterno, el Rey del cielo y de la tierra.
Esta no es la primera vez que Las Seis Postraciones se revelan a Lucía Phan el 19 de agosto de 2014 en la Capilla de Emaús en los terrenos de St. Iglesia Teresa, Sugar Land, Texas, Estados Unidos.
¿Qué pasó en Fátima en 1916?
Un ángel se presentó como el Ángel de la Paz apareció por primera vez con tres pastores en Fátima. Has sido preparado por el Ángel antes de que la aparición sea aproximadamente un año.
El ángel enseñó a tres niños a adorar. El ángel les enseñó nuevas oraciones con una nueva postura de oración. En 2014, Nuestra Señora de los Seis meses le enseñó a Lucía Phan una variante simple de esta postura básica.
En su primera aparición en 1913, Lucía recordó que el Ángel dijo: “¡No tengas miedo! Soy el Ángel de la Paz. Reza por mí. Arrodíllate en el suelo, Ángel inclinó la cabeza hasta que su frente tocó el suelo. Y nos hizo repetir esto tres veces: “¡Señor, creo, adoro, espero y te amo! Le pido a Dios que perdone a los que no creen, no adoran, no esperan y no aman a Dios “. Entonces el Ángel dijo que orara así.
Las palabras del ángel grabadas en su mente eran tan jóvenes que nunca podrían olvidar. A partir de entonces, tres niños a menudo pasan mucho tiempo postrados para adorar a Dios como enseña el Ángel. Rezando repetidamente, a veces los tres niños se colapsaron por el agotamiento.
Después de que el Ángel les pidió a los tres niños que rezaran tanto por la penitencia en la segunda aparición. Lucía dijo: “Esa es la razón por la que comenzamos. A partir de entonces, para ofrecer a Dios todo lo que nos ayuda a hacerlo, sin buscar otras formas de penitencia. Excepto por ellas. Me quedé por horas adorando a Dios con la frente tocando el suelo, repitiendo la oración que el Ángel nos enseñó “.
Antes de la tercera y última aparición de Ángel, Lucía escribió: “Tan pronto como llegamos allí [una colina donde fuimos pastores], nos arrodillamos, nuestras frentes tocaron el suelo y comenzaron a repetir. A la voz del ángel: ‘Señor, yo creo, adoro, espero y te amo …’ No sé cuántas veces se ha repetido esta oración. hasta que una luz extraordinaria brilló sobre nosotros, levantamos la vista para ver qué estaba pasando y miramos al Ángel “.
El ángel sostiene un cáliz con su mano izquierda, el Santísimo Sacramento flota arriba del cáliz, del cual caen unas gotas de sangre sobre el cáliz.
Dejando el santo cáliz flotando en el aire, el Ángel se arrodilló a nuestro lado y nos hizo repetir tres veces: “Santo Dios, Santo Padre, Hijo y Espíritu Santo. El Señor: El Cuerpo Santo, la Sangre, el Alma y la Naturaleza Divina de Jesucristo, presente en los tabernáculos de todo el mundo, para compensar la humillación, la santificación y la indiferencia de que ha sido ofendido. Y a través de los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María, le pido al Padre que convierta a los pobres pecadores “.
Después de eso, levantándose, el Ángel sostuvo el cáliz y la Hostia en su mano. Al dar el Santísimo Sacramento a los pastorcitos, el Ángel dijo: “¡Reciban el Cuerpo Santo y la Sangre de Jesucristo, gravemente ofendidos por personas ingratas! Reparen por sus pecados y consuelen a nuestro Dios. ”
Una vez más, el Ángel se postró en el suelo y nos repitió, más de tres veces, con una oración del “Santo Dios de la Santísima Trinidad ...” y luego desapareció.
Nos quedamos en esta posición por un tiempo, repitiendo la oración muchas veces. Finalmente levantándonos, encontramos que estaba oscuro. Hora de irse a casa.
Finalmente, antes de que la Hermana Lucía atestiguara la aparición final del Ángel el 13 de junio de 1929. En la capilla monástica de la Hermana, se postró y adoró a Dios mientras leía las oraciones del Dios del Cielo.
www.nrte.org
[:fr]29 juillet 2020
Ce n’est pas la première fois que la prosternation (le kowtow) est révélé dans une révélation privée. A Fatima en 1916, l’Ange apprit aux trois enfants à se prosterner. L’Ange leur a enseigné de nouvelles prières avec une nouvelle posture de prière. Les Six Prosternations (les kowtows) ne sont qu’une simple variation de cette posture de base.
Lors de sa première apparition, après les avoir approchés, la visionnaire Sœur Lucie a raconté (en parlant de l’ange): «Il a dit: « N’aie pas peur! Je suis l’Ange de la Paix. Priez avec moi. » Agenouillé par terre, il s’inclina jusqu’à ce que son front touche le sol, et nous fit répéter ces mots trois fois: «Mon Dieu, je crois, j’adore, j’espère et je t’aime! Je vous demande pardon pour ceux qui ne croient pas, n’adorent pas, n’espèrent pas et ne vous aiment pas. » Puis, se levant, il dit: « Priez ainsi. […] ». Ses paroles se sont gravées si profondément dans nos esprits que nous ne pourrions jamais les oublier. A partir de là, nous passions de longues périodes de temps, prostrés comme l’Ange, à répéter ses paroles, jusqu’à ce que parfois nous tombions, épuisés.
Après que l’ange les ait appelés à prier généreusement et à faire pénitence lors de sa seconde apparition, sœur Lucie a raconté: «C’est pour cette raison que nous avons commencé, dès lors, à offrir au Seigneur tout ce qui nous mortifiait, sans pour autant chercher d’autres formes de mortification et de pénitence, sauf que nous sommes restés pendant des heures, le front touchant le sol, répétant la prière que l’Ange nous avait enseignée.
Avant la troisième et dernière apparition de l’Ange, Sœur Lucie a écrit: «Dès que nous sommes arrivés là [une colline où ils paissaient], nous nous sommes agenouillés, le front touchant le sol, et avons commencé à répéter la prière de l’Ange. : «Mon Dieu, je crois, j’adore, j’espère et je t’aime…» Je ne sais pas combien de fois nous avons répété cette prière, lorsqu’une lumière extraordinaire a brillé sur nous. Nous nous sommes levés pour voir ce qui se passait et avons vu l’Ange. Il tenait un calice dans sa main gauche, avec l’hostie suspendue au-dessus, d’où quelques gouttes de sang tombaient dans le calice. Laissant le calice suspendu dans les airs, l’Ange s’est agenouillé à côté de nous et nous a fait répéter trois fois: « Très Sainte Trinité, Père, Fils et Saint-Esprit, je vous offre le corps, le sang, l’âme et la divinité les plus précieux de Jésus-Christ, présent dans tous les tabernacles du monde, en réparation des outrages, des sacrilèges et de l’indifférence dont il est lui-même offensé. Et, par les mérites infinis de Son Cœur très Sacré et du Cœur Immaculé de Marie, je vous supplie la conversion des pauvres pécheurs. » Puis, se levant, il prit le calice et l’hostie entre ses mains. En leur donnant la Sainte Communion, il a dit: «Prenez et buvez le Corps et le Sang de Jésus-Christ, horriblement indigné par les hommes ingrats! Réparez leurs crimes et consolez votre Dieu. » Une fois de plus, il s’est prosterné par terre et a répété avec nous, trois fois plus, la même prière « Très Sainte Trinité… » puis il a disparu. Nous sommes restés longtemps dans cette position, répétant encore et encore les mêmes mots. Quand nous nous sommes enfin levés, nous avons remarqué qu’il faisait déjà nuit et qu’il était donc temps de rentrer chez nous.
Enfin, avant que sœur Lucie reçoive sa dernière apparition le 13 juin 1929, dans la chapelle de son couvent, elle se prosternait en priant les prières de l’ange.)[:]