Las Nuevas Revelaciones a Través de la Eucaristía

Jesús es el Sanador

Diciembre 4, 2016

Este es un mensaje inspirado por el Espíritu Santo a través de L.

Lucía: O Dios – la hora es 7:05 p.m., es Domingo, 4 de Diciembre del 2016, en la Iglesia Santa Teresa, en frente del tabernáculo, el altar, la Cruz, la santa estatua de la Madre sosteniendo a Jesús en brazos, la santa estatua de San Josemaría Escrivá, la santa estatua de San José, la foto de Nuestra Madre del Perpetuo Socorro, y de la foto de la Divina Misericordia. Nosotros estamos arrodillados para elevar plegaria a Dios con las palabras desde el fondo de nuestros corazones, las palabras de acción de gracias y de alabanza; después de un día entero, en estas horas que quedan, nosotros elevamos palabras de acción de gracias, de gratitud, a como nosotros reconocemos que Dios reserva para nosotros de una manera especial, con las experiencias, con lo que me ha pasado a mí, con incontables personas en el mundo, a los niños de Dios, hombre y mujer, a los niños de todo el mundo – para reconocer que nosotros necesitamos en la vida determinación y paciencia para confiar, para encomendar, para orar, para valientemente caminar hacia adelante, para sobrellevar las cosas que nos pasan a como también las enfermedades en el alma y en el cuerpo.

Oh Dios – nosotros damos gracias a Dios; Dios nos da tales experiencias especiales – hoy esto es también una lección para los hermanos y hermanas alrededor de nosotros; nosotros sólo necesitamos ir hacia adelante en la vida con algunos esfuerzos.  Ha como Dios dice, creamos, pero en esa creencia, hay una necesidad de retarnos a nosotros mismos, un reto a las obras que hacemos, nosotros sabemos que  las gracias de Dios aplastarán todo y con Su aceptación y permiso, no hay nada que no pueda ser. Ha como Dios acostumbró a decir, todo no podría ser posible para el mundo pero para Dios Todopoderoso, todo es posible, y El siempre hace cosas que son imposibles. Oh Dios – una vez más, nosotros agradecemos y alabamos a Dios quien nos da y a los niños quienes escuchan los mensajes, especialmente a través de la experiencia de hoy, Diciembre 4, 2016, la Segunda Semana de Adviento. Yo también agradezco a Dios quien me recordó que Dios me permitió  a como también hermanos y hermanas, junto al grupo de peregrinos, estar en París, en Noviembre 4, mi cumpleaños. Nosotros estuvimos en una peregrinación en las capillas de Francia – nosotros visitamos Nuestra Señora de Lourdes, un lugar conocido por todos; nosotros sentimos la presencia de la Madre; muchas gracias fueron derramadas sobre nosotros en este sitio donde la Madre apareció; entonces nosotros fuimos capaces de visitar a los santos quienes han pasado a la historia, especialmente Santa Teresa, el nombre de la santa con el que fue nombrada mi parroquia  – un lugar en el que Dios ha hecho muchas cosas, está haciendo y realizando para nosotros, tales como la cercanía que nosotros recibimos hoy.

Gracias Dios; un mes pasa tan rápido. Dios me permitió visitar a estos lugares donde yo podía orar, testificar, iniciar, junto con mis hermanos y hermanas, de parte de los que permanecieron en casa; con los hermanos y hermanas, nosotros venimos a los lugares que Dios permitió, para orar silenciosamente y testificar sobre el significado de Los Seis Kowtows. Nosotros continuamos yendo a todos lados para testificar e iniciar; nosotros creemos que el propósito de la obra que nosotros hacemos es para recordar a la gente de la reverencia, la oración sincera; una vida de oración ferviente por uno, por todos, por el mundo de hoy. Incontables gracias fueron derramadas sobre cada uno de nosotros; nosotros recibimos bendiciones, y cada uno regresó a la Parroquia de Santa Teresa sano y salvo y de allí, cada persona creció de acuerdo a los caminos que Dios otorga. A como para mí y los hermanos y hermanas en el grupo, nosotros  continuamos escuchando las palabras que nosotros recibimos en Roma, en Lourdes, en la Basílica de Santa Teresa, en París, en los lugares que Dios nos permitió visitar; a través de oraciones, nosotros estamos completamente unidos, en cuerpo y alma, para ofrecer los Seis Kowtows a Dios, de parte de los hermanos y hermanas, el cual es ejemplar para el país, la nación, la parroquia donde nosotros estamos. Hay ciertas cosas que nosotros no podemos describir con palabras, pero nosotros sabemos que son del Espíritu trabajando sobre nosotros, para nosotros alabar, para glorificar a Dios, en una vida en la cual nosotros recibimos la intervención, el permiso, en un sentimiento de oración, para ser humildes, para vivir una vida simple, para recibir y practicar, no de nuestra propia acción pero del Espíritu de Dios, en la fe que Dios reservó en general para la humanidad, en cada clase, en cada rol, y en particular para mí también. Nosotros hablamos acerca del mes pasado, cuando los días fueron días de salir a todos lados en Francia, días llenos de gracia; mañana es el 5to día; último mes, en este día, nosotros vamos de regreso a los Estados Unidos y a la parroquia donde nosotros estamos presentes hoy.  Hoy, a como nosotros hablamos, nosotros recordamos nuestras experiencias, con todo el cansancio, pereza, los asuntos que no superamos físicamente, los actos sin intención, las cosas que no podemos resolver. Hay ciertos asuntos que algunas veces nosotros tratamos fuertemente, en ciertos momentos débilmente, que en algunos casos somos incapaces de resolver, por la comida que comemos, por las cosas inadecuadas, nosotros completamente no tenemos manera de lidiar con lo el más normal dolor de cabeza, mareo, náusea, y muchas otras cosas que nos afectan físicamente – los ataques de enfermedades en nuestros cuerpos.

Oh Dios – yo realmente sé lo que pasó hoy; esta mañana fue una mañana en la que quise tener un tiempo, para pedirle a Dios que viniera, para recibir las palabras de Dios a como también de la Madre; yo espero recibir de San Francis Javier también, ya que ayer fue su memorial. Yo espero pero quizás lo que deseo no ha sido arreglado por Dios a como yo le pedí antes de comenzar el trabajo que estoy acostumbrada a hacer, pero hoy, no puedo manejar el trabajo dado al mareo, por el dolor de cabeza, causado por la comida que tuve; pero yo creo que debo arrodillarme ante la Eucaristía, el cual es el tiempo que deseo y extraño tener con Dios, con un corazón  celoso, con un espíritu que por un momento no he tenido la ocasión de sentir completamente a como mi corazón lo desea, como en el principio, para completamente arrodillarme ante la Eucaristía, para completamente elevar a Dios todos los sentimientos y todas las responsabilidades, reservadas diariamente para El a través de las oraciones. Nosotros representamos a todos los hermanos y hermanas en el grupo, nuestras familias, nuestros familiares, especialmente a nuestros niños, nuestros seres amados, todos los hermanos y hermanas quienes pidieron nuestras oraciones, y todo por todos en el mundo de hoy – la indiferencia de la gente, su negación, su falta de entendimiento del significado de Jesús esperando por años incontables en la Eucaristía. Esta es la Segunda Semana de Adviento; qué es lo que podemos hacer por Dios en esta época de adviento?

Nosotros escuchamos las palabras de Juan el Bautista quien nos recordó de preparar el camino para Dios. Preparemos el alma y cuidémonos del desorden en la vida, de la miseria acumulada en el cuerpo y el alma; aún las enfermedades más ordinarias interrumpen todo el tiempo lo que nosotros tenemos directamente con Dios y en Dios. Nosotros necesitamos tener determinación y creer en Dios como Dios Todopoderoso, el Dios quien está escondido y en medio de nosotros; El nos está mirando, El sabe todo en nuestra mente, en nuestro corazón, todas las cosas que nos pasan, aún si es una enfermedad pequeña o grande – para nosotros tener determinación y que en este momento necesitamos sacrificar y elevar a Dios.  Oh Dios – nosotros creemos que aún con estas enfermedades, nosotros no terminamos con días exhaustos, no terminamos con almas de muerte; nuestros cuerpos tienen control gracias a las gracias de Dios y fe en las oraciones, el Espíritu de Dios con Su poder aplasta las enfermedades en nuestros cuerpos debilitados y vencidos, y de ese desgaste nosotros nos levantamos a pedir a Dios que nos ayude a controlar nuestras enfermedades, para controlar lo que pasó y está pasando en nuestros cuerpos.

En la tarde de la Última Cena, cuando los Apóstoles fueron con Dios, Dios le preguntó a ellos de permanecer en cierto lugar mientras El Mismo fue a otro lugar a orar; cuando Dios regresó, los Apóstoles estaban cansados y adormilados así que El dijo: “No pudieron vigilar conmigo una hora?”  [Mateo 26:40] Ese fue un momento de compasión; Dios estaba en la carne; El miró la frialdad, la traición, la indiferencia de la gente; Dios miró a los Apóstoles durmiendo. A como El dijo a los discípulos en el pasado, “El Espíritu de hecho está deseando, pero la carne es débil” [Mateo 26:41] – esas fueron palabras de Jesús, del Maestro a Sus discípulos; hoy, pasa como si El está hablando a la humanidad y a nosotros en cada uno de nuestros roles; “El Espíritu de hecho está deseando, pero la carne es débil”. Así, nosotros debemos tener retos como este para nosotros entender que nosotros podemos tener control cuando nosotros confiamos y nosotros invitamos a Dios de venir, para que El sea nuestro maestro.

A medida que nosotros levantemos plegaria por la enfermedad, el cansancio, la debilidad, ciertamente Dios estará con nosotros y El nos ayudará a sobrellevar las etapas cuando nuestros cuerpos estén desgastados, cuando estemos perezosos, cuando estemos enfermos, cuando nosotros necesitemos luchar. Por sólo un momento, si nosotros no confiamos en Dios valientemente con fe y con oración, nosotros sucumbiremos; porque cuando nosotros estemos enfermos, nosotros debemos descansar y lo que pasa después es que nosotros cedemos a la carne. Hoy, Dios nos da un pequeño reto, para nosotros retar a nuestros cuerpos con enfermedades, lo cual es algo que nosotros podemos pedir y tener control; en cuanto a la enfermedad del alma, hay muchas más cosas – si nosotros no corremos a Dios, si nosotros  no confiamos, si nosotros no tenemos una vida de oración y confiamos totalmente y creemos en Dios, entonces como nosotros vamos a superar los retos, las dificultades en los días cuando nosotros encontremos las tentaciones del alma a como también de la carne, en la muerte y el pecado?

Oh Dios, es tan maravilloso. Hoy, Dios nos permitió probar lo que nunca tuvimos; aunque en los últimos seis años fueron en silencio, con cosas que yo encontré, con asuntos en contra de los deseos, con cosas que partieron el corazón, con mal entendidos, hay muchos retos en la vida de superar; los retos con enfermedades no son de hecho fáciles. Con todos nuestros hermanos y hermanas que están enfermos, nosotros podemos sentir sus enfermedades incurables que les causa no tener más calma y la mente para regresar a Dios, para que no estemos determinados más a reconocer los retos en nosotros para sobrellevar la enfermedad, para pedirle a Dios estar con ellos, el cual es algo alcanzable cuando la gente tiene el corazón. Recordemos una cosa: nosotros necesitamos retar nuestras vidas, no sólo en relación a las enfermedades pero a muchas cosas en nuestras vidas, para nosotros pedirle Dios; nosotros no podemos hacerlo cuando nosotros no tenemos fe, cuando nosotros no tenemos el corazón para venir a Dios confiados en fe y confianza en el poder de Dios que El reserva y dando lo mejor, cuando yo añoro y cada uno añora. Hoy, hay estos pequeños asuntos que son incidentes reales peleando en medio de la fe y del reino divino cuando nosotros totalmente confiamos en Dios, y en medio de retos que nosotros mismos a través de los ataques de enfermedades, usando oraciones, usando nuestra fe, usando nuestra confianza, para sobrellevar enfermedades – enfermedades menores, enfermedades mayores, enfermedades que nos dirigen a la muerte.

Cuando Dios vino hace 2,000 años, de una manera nunca contada, con las manos sobre la gente quienes estaban enfermos, ellos subieron, se elevaron, ellos se volvieron saludables, como el caso de la suegra de Pedro; ella tenía fiebre y no se podía parar – después Jesús puso Sus manos sobre ella, ella se volvió saludable, se levantó, y sirvió a Dios y a los Apóstoles; esa fue una historia verdadera, reportada en el Evangelio y las Buenas Nuevas. Hoy, Dios continúa poniendo sus manos sobre cada uno nosotros en fe, El continúa poniendo sus manos sobre cada alma que confía y contempla Su palabra. Eso es un acto maravilloso y un misterio que Dios continúa haciendo por la humanidad; hoy, nosotros somos personas ordinarias con enfermedades que nosotros no podemos pelear y sobrellevar, pero nosotros las elevamos a Dios; nosotros confiamos y nosotros añoramos por el tiempo, por el momento que pasamos con El; nosotros atesoramos cada minuto cuando nosotros contemplamos al Dios Eucaristía, cuando nosotros experimentamos. Nuestros ojos no pueden ver pero el corazón experimenta el amor con el cual Dios nos espera en los momentos  que nosotros nos olvidamos de El, tales como los días importantes en Adviento. Es la Segunda Semana de Adviento; estamos cerca al día que Dios está a punto de nacer, el día que El está a punto de venir a cada uno de nosotros, el día que El está apunto de soportar volviéndose de naturaleza humana, nacer en una cueva, en un frío de invierno, hace más de 2,000 años atrás; repitiendo la historia que la salvación trajo a la humanidad. Hoy qué persona medita, experimenta, quién recuerda que Dios nos reservó y dió, con una vida interior, la vida del alma, para nosotros relacionarnos a Dios?

Cada año, la Iglesia nos recuerda del día que El vino al mundo hace 2,000 años atrás, para que nosotros regresemos al día que Dios desea que nuestra raza humana, también, experimente 2,000 años más tarde. Su Corazón, Su entusiasmo – para ver cuánta gente en el mundo humano de hoy entendió esto, creyó en esto, vino a El en esto – es para provocar qué en el mundo? La vida de fe ha estado corrupta por una vida basada en la sofisticación; esto fue evidente por las catedrales y los países que nosotros visitamos que en el pasado estuvieron probablemente llenos con gente que creyeron y vinieron de las ciudades, de las villas, para adorar a Dios; ellos vinieron a alabar, para encontrar al Dios en quien ellos creyeron por más de 2,000 años. Ellos fueron historias verdaderas que se volvieron historia, que se volvieron Buenas Nuevas y que trajeron de regreso a Dios, a través del amor en la época de Navidad, donde nosotros nos encontramos para abrazar la paz y un mundo celestial; fue el Príncipe del cielo quien vino a traernos paz a toda la humanidad. 2,000 años más tarde, las catedrales que nosotros visitamos parecen desiertas, los días de hoy no son más días ocupados; no hay más gente que venga a adorar a Dios; sólo pocos en ciertos lugares y ellos no tienen más la creencia y la fe a como en los siglos anteriores.

Lo que está siendo recordado hoy es que el Dios de la primera era, el Dios que vino al mundo, el Dios quien trajo historia, el Dios quien murió y testificó a la historia de amor – El nunca olvidará, El nunca abandonará; el primer Dios, el Dios a través de generaciones incontables, es también el Dios de los últimos días, el Dios de amor trae armonía, paz, amor a la humanidad. Qué sucede hoy? La gente se ha olvidado de la presencia de Dios; la gente se ha olvidado de la condición humana; la gente se ha olvidado de la debilidad por las cuales nosotros necesitamos fe, fuerza, retos, para nosotros superar las debilidades naturales del cuerpo, en la carne – débil y tembloroso, espiritualmente y físicamente, en pasión, en placer, en júbilo, en ambición, en cosas que nosotros permitimos en la vida de seres ordinarios y banales, cayendo en adicciones, en trampas, en diversiones, que se dirigen en consecuencias de enfermedad, de encarcelamiento.

Hay muchas cosas en la vida realista de hoy que nos causa estar sin Su amor, y a como nosotros no aceptamos Su amor, nosotros rechazamos las grandes gracias que Dios ha reservado y otorgado sobre nosotros desde el comienzo – eso fue cuando Dios vino a nosotros como un pequeño infante; El nos trajo paz para que tengamos calma en la vida, para enfrentar todo en fe, creencia, con un corazón en verdad, para volvernos perfectos, reformados, a como El nos guía.

El sigue una secuencia, El nos dirige en amor con un niño recién nacido, y el niño creció; de donde hubieron obras que El logró para nosotros, para darnos un nuevo mundo; para cambiar un mundo malo y volverlo un mundo bueno; para darnos un mundo con esperanza; un mundo en el cual nosotros tenemos las gracias divinas derramadas y dadas por Dios en nuestra creencia. Nosotros definitivamente superaremos las enfermedades y no tendremos más días de miseria; a como en la Primera Lectura de hoy, de Jesé surgirá uno, ese es Jesús, el Mesías de hace 2,000 años atrás. Hoy, nosotros estamos siendo recordados, en el siglo, por cada uno de nosotros para recordar el Adviento, con nuestras vidas tan ocupadas cada año, cada época de Navidad; que podemos hacer por nosotros mismos y especialmente por nuestras almas?

Jesús es el Gran Príncipe del reino del cielo, con un Nombre sobre todos los nombres; aparte de Dios Padre, El es ser Único Supremo quien pudo venir al mundo en el castillo grandioso, a través del poder de Dios quien otorga y da, pero El no usa esta forma para venir al mundo humano; El viene a nosotros en forma de un pequeñito, nacido en un lugar que es el más pobre, una cueva reservada para los burros y bueyes, con olor de animal y nada placentero. El continúa viniendo con una sonrisa para todos, El continúa abrazando todo cuando nosotros venimos en fe, cuando nosotros venimos a adorar al infante en el que los ángeles y santos se regocijan y alaban. Puede nuestra raza humana entender eso o no, o sólo los pastores del pasado? Eso es historia; hoy, mucha gente son Sus niños; así mucha gente son entrenados por Jesucristo; tanta gente son entrenados por las Buenas Nuevas y el Evangelio; aún todavía, cómo vivimos Adviento, cómo vivimos con la estación en la cual nosotros preparamos para celebrar el nacimiento de Cristo? Hoy, que es lo que podemos hacer por Dios, en nuestros cuerpos, en ambición, con pecado, con avaricia? Nosotros hacemos nuestras tareas diarias, pero lo que es requerido viene de nuestras almas, lo que es espiritual no puede ser explicado, cuando nuestras almas encuentran a Dios y nosotros pasamos un tiempos con El.

Nosotros entendemos que en el mundo de hoy, la mayoría de la gente permanece a cierto nivel; ellos no usan todas las gracias dadas a ellos por Dios, ellos carecen la fe para sobrellevar los sufrimientos, las enfermedades en la carne, a como Dios dijo a los santos Apóstoles, “El espíritu está deseando, pero la carne es débil.” Esa es la situación de la humanidad de hoy, caen en este desastre; de allí no miran, no escuchan; ellos sólo creen en el libro que fue abierto y cerrado, ellos sólo viven con lo que dado por Dios; cosas que El estableció (1) – pero El es Dios viviente, el Dios quien continúa contestando, el Dios quien continúa encontrando, el Dios quien continúa amando, el Dios quien continúa encontrando cada alma cuando nosotros otorgamos, cuando nosotros respondemos, cuando nosotros creemos en Dios quien puede hacerlo todo, para que vivamos en gracia, en felicidad, en paz.

Dios está esperando por cada uno de nosotros; nosotros podemos estar presentes este año de Adviento, pero estaremos el próximo año de Adviento, estaremos en la tierra o no? Por lo tanto, para tener lo que es maravilloso en vida, vengamos a Jesús, al Jesús Eucarístico, para lo que Dios reservó todo y dió a cada uno de nosotros; El dió a cada uno de nosotros un alma, un corazón, para encontrarlo a El con gozo y felicidad, esperando y preparando para El. Dios no requiere que hagamos cosas que son demasiado elevadas; El sólo desea que nosotros lo recordemos, pensemos en El, lo visitemos a El como a un amigo, como a un Padre esperando por los niños que regresen.

Miremos en nuestras familias, en nuestras vidas; nosotros necesitamos de Dios, con El nosotros tendremos las gracias que El otorga, para nosotros ser fuertes, para encontrar a los hermanos y hermanas, para olvidarlos fácilmente, para vivir una vida por el corazón a como El invita a la humanidad y cada individuo.

Oh Dios – Yo doy gracias a Dios por darnos este sentimiento hoy; si fuese un día normal yo no sería capaz de sobrellevar la enfermedad que está inherente en mí, pero yo creo que Jesús en la Eucaristía ha hecho y está haciendo grandes cosas; ésta enfermedad no es nada porque Dios puede hacer todo. Dios ha trabajado obras imposibles; El continúa dando, y nosotros añoramos de estar cerca de El, para pasar tiempo con El; nosotros no deseamos pasar el tiempo relajándonos o haciendo cosas para nosotros ponerle fin al dolor en nuestra carne. En la vida hay necesidades para ser retadas para nosotros saber nuestra propia fuerza, para saber nuestros corazones, para saber que la fuerza significa tener fe, confiar en Dios; entonces seguramente nosotros seremos capaces, aún con cosas pequeñas. Nosotros definitivamente necesitamos darnos la oportunidad de manera que no sea para sólo hablar de fe, y cuando sea de enfrentar situaciones difíciles nos volvamos débiles, nosotros nos volvemos incapacitados, pasamos dificultad, nosotros somos capaces de sobrellevar las dificultades que encontramos en la vida, las enfermedades en el cuerpo y en las enfermedades del alma.

Oh Jesucristo – Yo doy gracias a Dios por las gracias que nos reservó en este momento, para nosotros saber de la vida de fe y de la vida con confianza, aún si es poco; a como Dios dijo, si nuestra fe es solo como un grano de mostaza, nosotros seremos capaces de mover un árbol de la tierra al mar. Eso es fe, una gran espiritualidad que solo Dios puede traer; hoy, viene a mí, lo que yo puedo experimentar, a través de los pasados seis años, a través de los días de silencio, con las gracias derramadas sobre cada fase y de todos los lugares organizados por Dios para que yo esté.

Yo continúo siendo una persona ordinaria en el mundo; algunas veces yo me pregunto si yo puedo hacer eso, pero ciertamente, yo estoy segura que no, porque solo Dios puede hacerlo por mí. Mi fe es distinta en relación a  otros hermanos; yo sé cuándo tengo días en la paz en esta vida, de felicidad, días significativos como estos días, es Dios quien me ofrece eso; y lo que veo y escucho no viene de gente ordinaria pero de Jesús; aunque El no está en la carne, El está en el reino divino, con una presencia divina, sublime – para cuidar, para amar, para proteger a los niños, para proteger al mundo entero. Hoy, nosotros sentimos esa gratitud y apreciación, no bien de teoría, pero viene del fondo del corazón con determinación; a pesar de la forma que la gente nos ve a nosotros, nuestros corazones están con Dios. Cuando nosotros estamos verdaderamente con Dios, entonces la paz, la felicidad, el valor nos cubre, para que sigamos adelante, en silencio, para seguir lo que Dios escogió para mí, para los hermanos y hermanas, y para la gente quien lo acoge y escucha.

Oh Dios – nosotros a menudo miramos a los individuos, a los roles, a los talentos, a los talentos inherentes en los individuos. Dios por su parte, El no nos mira de esa manera; El nos mira por nuestras almas, por nuestros corazones, por lo que nosotros reservamos por El en fe; que no es por nuestra propia decisión pero si del Espíritu Santo quien decide por nosotros, de manera que vivimos en un mundo en el que Dios destina y da, con felicidad y paz, mientras que al mismo tiempo El nos visita con misterios. La verdad es que solo Dios puede darnos eso; como es que podemos ver la luz de la Eucaristía, como es que nosotros podemos ver a los ángeles en el reino divino que vienen a nosotros, como es que la luz nos viene a encontrar, como es que las palabras en nosotros fluyen como una corriente, sin algo que bloquee la vida de la verdad que acogemos? Oh Dios – tanto es esto y nosotros ya carecemos de las palabras para agradecer a Dios; nosotros no tenemos nada para dar a cambio y pagar por esas gracias recibidas; no sólo eso, pero El continúa derramando abundantes gracias y bendiciones sobre la humanidad. Las bendiciones de Dios son abundantes en el alma de cada persona, Sus bendiciones son abundantes en la fe de cada individuo; nosotros sólo necesitamos venir a la fe, ser determinados, luego Jesús se presenta; el amor de Dios Padre y Su Divina Misericordia continúa siendo derramada sobre Sus niños; buscando cada niño, buscando la fe de la obra de la gente, buscando la fuerza que cada una de estas personas recibieron.

Oh Dios – no soy sólo yo; hay muchos hermanos y hermanas quienes están también en el camino para tener un encuentro, para permanecer con Dios, pero ellos no pueden sobrellevar ciertas cosas como las cosas que me pasaron a mí, en los momentos de sufrimiento, de desgaste, de ataques de enfermedad, la mente y el alma necesitan ver claramente. Yo  sé que con Dios y en Dios, yo confío que El actuará y continuará dándome la oportunidad, porque mi deseo es de representar a todos los hermanos y hermanas, para representar esta era, todas las clases; hay muchas cosas que yo me aventuro a decirle a El, para permanecer con El de su parte, para adorarlo, para elevar en plegaria a El las oraciones de los santos reemplazando las nuestras, para recordar los días de la Segunda Semana de Adviento, para recordar las gracias incontables derramadas sobre nosotros, sobre la humanidad, sobre cada individuo. Sin la bendición de Dios, nosotros no tendremos días de felicidad, de paz; digamos las palabras que El desea escuchar, con el recordatorio de Adviento para preparar el camino para El.

Es que ya hemos nosotros preparado el camino para Dios, o estamos todavía en los tiendas de compra, en las tiendas buscando por cosas superficiales, mientras el alma está sola y desierta? Nosotros no sabemos, nosotros sólo respondemos; nosotros podemos venir a atender la Santa Misa o nosotros podemos ir a adoración pero nuestras almas continúan congeladas, nuestras almas continúan heladas, nuestras almas no escuchan lo que El está diciendo; El está encontrando, El está otorgando y dando, pero nosotros no entendemos completamente; nosotros no podemos tomar otro paso para recibir el regalo que El da. Nosotros podemos manifestar nuestra fe en Dios, para nosotros experimentar que El está con nosotros; El desea que vengamos a El un poquito más para recibir las gracias divinas con las cuales nosotros necesitamos retarnos a nosotros mismos, nuestras mentes, nuestros corazones, y lo que hay en nuestras vidas, para que eso sea infundido en nosotros, para nosotros entender lo que El nos pide no es tanto.

Cuando nosotros logramos la presencia espiritual inherente y dada, nosotros definitivamente debemos superar la debilidad humana y ser determinados para acoger y aceptar lo que la gente está viviendo en la verdad. Con una enfermedad normal en el mundo humano, nosotros sabemos que nos puede hacer sentir derrotados, pero por la mente, la determinación, la creencia, Jesús es el sanador, Jesús es amor, Jesús es la esperanza de la humanidad; Jesús ha venido, está llegando, y está en medio del mundo.

La historia ha pasado hace 2,000 años – el día que Dios vino al mundo, el día que El permaneció con nosotros a través de la Santa Eucaristía, el día que El instituyó la Santa Eucaristía –  hoy nosotros nos encontramos, hoy nosotros fuertemente creemos y somos testigos de una vida que fue y es, hoy ya no somos tímidos, miedosos, no estamos confundidos; nosotros no tenemos más momentos de pensar y razonar a como la gente lo hace. Dios está en nuestro medio, El es real, El merece ser reconocido, nosotros creemos en El a través de la Eucaristía; hay muchas cosas que El nos ha permitido ver, señales y maravillas, las cuáles son cosas previstas a las que nosotros necesitamos prepararnos – para este día, por el momento presente – así el futuro pertenecerá a El, para nosotros darle la bienvenida a la época de Navidad en la cuál El nos recuerda de una forma directa e indirecta, a través de nuestras vidas presentes. Esta voz no se origina de los humanos, pero esta voz viene del Espíritu Santo, enseñándonos a hablar desde el alma, para hablar con lo que pertenece a la verdad, para hablar con lo que está en nuestro corazón, para que nuestra fe tenga el chance de recibir a lo que Dios ha otorgado y está otorgando, dándonos la oportunidad.

Oh Dios, me gustaría representar a todos los hermanos y hermanas en un sentimiento de gracias y alabanza; pidiendo a Dios de ayudarnos de manera que nosotros podamos saber lo que son las enfermedades menores en el cuerpo y las muchas cosas con las que nuestras almas están llenas, viviendo en la oscuridad, esclavizados por la pasión y el placer, esclavizados por la lujuria y la avaricia, esclavizados por todo lo que es injusto, de manera que nuestros corazones se vuelven duros, secos, incapaces de sentir y reconocer lo que es el reino divino, para nuestros corazones regresar, para que nuestros corazones se vuelvan como un infante en la misma manera que Dios vino a nosotros, para recordarnos del principio; que en un nacimiento, en un pesebre, El se volvió pequeño, para nosotros crecer en fe; para traernos armonía, amor y paz, la cual la gente necesita más en la vida.

Oh Dios, – Dios vino y El nos ha dado tanto en la vida, El ha buscado todas las maneras en las que nosotros podamos entender, encontrarnos, para nosotros recibir esas gracias; hoy, El usó ésta manera y de ésta manera dirigirnos a Su amor, a Su gracia, a la gracia que El ha reservado – para olvidar, para salvar, para sacarnos de la oscuridad del pecado y de la muerte. Comenzando por el nacimiento, comenzando por el día de Navidad, y el comienzo de cada época de Navidad, en el curso de nuestras vidas, lo que nosotros tenemos en la vida de acuerdo a Dios a través de la fe: por favor ayúdanos a olvidar el pasado, los años con errores,  los años mimados de placeres, los años esperando por Navidad, para ir de compras, para disfrutar, para tener nuestra propia fiesta, dejando a Dios sólo y frío en un establo. Nuestra visita fue simplemente parte de una vida en la costumbre, y nosotros no tenemos ningún sentimiento adentro.

Hoy, hay muchas cosas que nosotros le pedimos a Dios para que nos ayude. Dios está hablándonos; deja que cada alma se vuelva calma otra vez, con los momentos más importantes en la vida, los cuales son momentos de silencio, los momentos quietos, para meditar para experimentar, para entender lo que El nos recuerda, para cada persona tener una Navidad significativa, con un sacrificio significativo, una Navidad para experimentar a Dios quien toma una forma humana. Un acto de amor por la humanidad, El vino al mundo dándonos amor, salvación, armonía, paz, lo cual cada uno de nosotros podría reconocer y aspirar para recibir, para nosotros vivir una vida de fe, para nosotros distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, para darnos cuenta de lo que es imperfecto y regresar al amor.

Sólo el amor puede traernos a una nueva fuente de vida, sólo el amor puede darnos esperanza, sólo el amor puede ayudarnos a entender el significado de la gracia y bendiciones que Dios reservó y dio, para dirigirnos hacia una vida llena de significado, para vivir con días de paz y felicidad en un mundo celestial cuando nosotros experimentamos y nosotros confiamos en la Presencia cuando nosotros venimos al Jesús Eucarístico.

Hay muchos roles que nosotros practicamos; nosotros practicamos con nuestros propias vidas, nosotros practicamos con popularidad, nosotros practicamos con todo lo que acostumbraba ser parte del pensar humano; nosotros no tenemos alegría y profundidad, rápidamente nos sentimos molestos, envidiosos, odiados, y nosotros hacemos muchas cosas incorrectas en la vida. Pero cuando nosotros venimos a Dios y Sus enseñanzas, cuando nosotros tenemos un corazón amoroso, nosotros no ponemos atención de lo que nos rodea y nosotros luchamos ser como Dios. Él se sacrificó por nosotros y nosotros sacrificamos cosas pequeñas por los demás; nosotros fácilmente perdonamos, nosotros fácilmente simpatizamos, nosotros fácilmente reconocemos lo que debería ser en la vida, lo que significa dar un poco, sacrificar un poco, escuchar las enseñanzas de Jesús. Nosotros miramos a Dios – el gran Príncipe quien se hizo humilde El mismo volviéndose un ser humano – nacido en un establo, en un invierno frío, sin una casa, sin un lugar de refugio, con sólo los burros para dar calor, como el gran Príncipe, el Rey a quien Dios Padre ha nombrado el Rey del universo. Porque El ha aceptado, por amor al hombre, no dudemos de venir a El con amor; en el momento que nosotros retornamos a El, nosotros regresamos a Navidad, a la estación de Adviento, a la invitación y el pedido de la Iglesia, recordándonos hoy a través de Juan Bautista: “Preparar el camino del Señor.” Hemos preparado ya el camino? Nosotros preparamos nuestras almas, nuestros corazones, removiendo nuestros deseos personales, para nosotros vivir una vida en la cual Dios nos llama a cada uno de nosotros hoy.

Oh Jesús Eucarístico, yo te agradezco; las historias son pequeñas, pero nos recuerda las cosas comunes que la gente no puede superar todavía, las cuáles son las enfermedades del cuerpo; a como tanto por el alma, hay muchas cosas importantes; Dios, por favor ven por la gente a reconocer que las cosas más importantes es cuando Dios ama y perdona. Dios no requiere nada de la gente; El sólo desea que – de acuerdo a lo que se ha cometido, están cometiendo, al dejar a Dios, viviendo en indiferencia y sequedad espiritual – nosotros nos damos a nosotros mismos la oportunidad de nuestros corazones quemarse una vez más, porque mientras exista un latido, hay esperanza. Nosotros no podemos hacerlo solos. Pero creamos y vengamos a recibir la gracia de Dios de manera que nosotros podamos tener paz y alegría, especialmente durante la época de Navidad, y adorar al Infante en la época de Navidad. Nosotros adoramos a Dios quién se hizo humilde, el Dios quien, por amor, aceptó todo lo que permanece con nosotros, para aprender una lección, una doctrina que no se detiene en Navidad pero que también hace compás con la vida entera de Jesús – El quien al final muere en la Cruz por amor, como un testimonio de amor. Hoy, ese valor continúa permaneciendo – lo que nosotros podemos dar en respuesta a Dios con nuestra condición humana? Qué es lo que podemos hacer por El, qué podemos elevar en plegaria y podemos recordar en la vida, qué momentos nosotros tenemos para ofrecer nuestros corazones, nuestras almas, el corazón humilde, qué nosotros necesitamos ofrecer a Dios que es la marca de cada Kowtow que nosotros estamos practicando, para nosotros aprender y descubrir una doctrina que fue y es. Es bien fácil; cada clase, cada role, en silencio, privadamente: vengamos a Dios, vengamos a Jesús Eucarístico; El nunca rechaza, y ese encuentro por siempre nos pertenece por su otorgamiento.

Esto es algo para ser recordado en Adviento, para Navidad; para recordarnos de remover lo que está inherente en los humanos para no seguir las costumbres de los humanos, para no seguir lo que supuestamente involucra fe, acción, pero que nos causa volvernos solitarios y desiertos, nos vuelve una persona que puede sentir sólo lo que es superficial.

Para la fortitud ser afirmada, para Dios estar presente, para una vida de fe en acción, por la profundidad del corazón, amor y sacrificio con el que estamos haciendo y hemos hecho, nosotros debemos venir a Dios, para conocerlo a El, y personalmente tener algunos momentos de reflexión para la época de Navidad. Dios está esperando por nuestros corazones; El está esperando por nuestras oraciones; El está esperando por las palabras que le confiamos; El está escuchando para los que venimos a El y abraza el Infante Jesús, para nosotros mirar Su sonrisa, no rechacemos el amor del Niño Jesús – El quién viene a cada uno de nosotros, en alegría, en esperanza y en felicidad, lo cual es algo que la gente necesita en estos momentos de paz al que nosotros damos bienvenida y que pronto vendrá.

Yo doy gracias a Dios por el sentimiento de la Navidad en este año; es también la Segunda Semana de Adviento – Yo creo que muchas personas escuchan, y sus corazones están dispuestos, sus corazones están ansiosos, sus corazones escuchan a las palabras de Juan el Bautista para preparar el camino del Señor. Tengamos el corazón para verdaderamente conocerlo a En el amor; El realmente no nos culpa (2) pero El necesita el amor con nuestra respuesta, con hechos, con creencias, con la reverencia que nosotros reservamos para Dios en el día que El venga, que llega – para prepararnos hoy, para preparar nuestras almas para el día en que nosotros dejemos al mundo terrenal. Este es un año en el cual nosotros escuchamos, un año en el cual nosotros nos preparamos para Navidad, un año en el cual nosotros estamos cercanos a Dios, un año en el cual nosotros experimentamos la presencia de Dios a través del recuerdo del Espíritu Santo, luz, guía. Sin ninguna distinción, cada clase, cada role: démonos la oportunidad de venir a Dios a través del Espíritu Santo, para experimentar lo que ya pasó y está pasando, así el Jesús Eucarístico, en Su poder, otorgará sobre nosotros, cuando nosotros pasemos tiempo con El, démosle el tiempo que le pertenece a El, para nuestra fe, para que las gracias sean derramadas abundantemente sobre nosotros, para nosotros entender el significado de amor, para entender Su espera, para entender las gracias dadas en cada generación, especialmente en nuestra generación.

No nos confundamos pero estemos convencidos que la presencia de Dios viene a nosotros con la luz, el Dios quien viene a nosotros con el amor, el Dios que viene a nosotros con todo el misterio, en el arreglo que nosotros necesitamos creer, para crecer y nosotros nos sentiremos más fuertes con la fe en Jesucristo, nuestro Dios, en este año de Adviento y en los días venideros; para siempre, Dios es el Dios misericordioso, el Dios quien nos ama, pero nosotros necesitamos responder con un corazón, para nosotros encontrarlo a El. En cada asunto hoy, Dios no requiere nada difícil para nosotros; si nosotros deseamos experimentarlo, entonces démonos la oportunidad de conocer a Dios, de encontrar Su gracia, de manera que entendamos el significado de la vida, el significado de nuestras vidas, el significado de los días en la tierra, con paz, con felicidad, con esperanza, en la época de Navidad, la cual es la que todos necesitan, para tener la paz que viene del Niño Jesús.

Lucía termina esta tarde con las palabras iluminadas e inspiradas por el Espíritu Santo y concluye el mensaje inspirado por el Espíritu Santo ésta tarde, recordándonos de la Segunda Semana de Adviento. Cada corazón esta frío, cada alma esta helada, cada ser humano se ha vuelto un hábito, el día no es más un día importante – la gente menciona el nombre de Navidad pero sus corazones son completamente fríos y solitarios; sus corazones congelados no sienten la presencia, no siente el amor pacifico.

Nosotros nos ocupamos con la vida, con compras, haciendo cosas por costumbres; nosotros pasamos nuestros días y nuestro tiempo por las cosas de la realidad, para nuestro gozo, pero nosotros no nos damos la oportunidad de entender el significado de Navidad, para entender el Dios quien vino al mundo por amor; el Dios quien, por amor, tomó una naturaleza humana; el Dios quién sacrificó, quien escogió un lugar helado en una región helada, en una “época de Navidad” para nacer para salvarnos, para darnos esperanza, para darnos días llenos de significado a través de Su sacrificio. Hoy, nosotros vivimos en la comodidad; nosotros olvidamos lo que El hizo para recordarnos, para despertarnos, para nosotros reconocer a Dios; Dios no requiere que respondamos, pero nos deja vivir y amar a nuestros hermanos, amar al pobre, amar a la gente quien necesita ayuda, amar a la gente que está enferma; Dios está en la gente pequeña, en el enfermo, en el pobre, viéndonos; eso es amor, caridad, en sacrificio.

En cada role, ofrezcamos lo que hay en nuestras almas al Niño Jesús, con la invitación durante los años en los cuales nosotros estamos llenos de abundantes gracias derramadas de Dios, desde la Puerta del año del Jubileo, la cual se acaba de cerrar. A medida que entramos en la Segunda Semana de Adviento, en cada clase, en cada role, guardemos el significado al que Dios nos ha llamado; esto es también para reconocer lo que es inherente en nosotros – las circunstancias, los retos – para nosotros crecer en gracia de Dios, para nosotros madurar en fe, de manera que nosotros experimentemos y estemos determinados. Dios hará todo por nosotros; El siempre nos entiende; El es el Dios en Su supremacía para arreglar todas las cosas en las obras que El otorga, llenas de significado y razonamiento, por gente que abraza y cree en esta verdad. Eso es lo que Dios reserva para mi hoy, a como también para todos los hermanos y hermanas, y recordamos aquellos en el grupo, aquellos quienes han sido seleccionados, los pioneros y los testigos – para continuar con el amor de Dios reservado, para nosotros crecer, madurar, para no tener miedo ni sentir timidez con todo en el mundo humano, para nosotros  venir a Dios con nuestras almas. Nosotros no tenemos nada que ofrecer a Dios, más que de ofrecer el corazón a Dios con la postración, con el sometimiento, con invitación, con el testimonio, con la reverencia, con nuestro corazón contrito, para pedirle a El que lo acepte, para pedirle a El que lo abrace, para nosotros ser renovados en el amor del Jesús Infante, para ser renovados con el regalo que ofrecemos para sentir la presencia de Dios en fe, para practicar con las palabras que Dios enseña, a través de la inspiración del Espíritu Santo y el recordatorio hoy. No hay nada excesivamente abundante o tan pesado y más allá de lo que nosotros podemos hacer; nosotros sólo necesitamos tener un corazón para nosotros experimentar lo que es natural en la vida, en fe y con buenas cosas – entonces lo que es imposible se volverá posible cuando nosotros tengamos a Dios Eucaristía, cuando nosotros tengamos la presencia del Espíritu Santo, cuando nosotros tengamos al Infante Jesús, recordándonos, especialmente en esta época de Navidad.

Lucía concluye hoy con M.N. y con M.L., exactamente a las 7:57 p.m., Domingo 4 de Diciembre de 2016, en la Iglesia de Santa Teresa. Durante los años pasados en silencio, lo que necesita ser escuchado, ser abrazado, ser experimentado, y ser contemplado nos ayuda a entender el significado de la invitación que Dios desea, para nosotros preparar nuestros corazones para Dios, para preparar el camino para El, para preparar el alma. Dios desea estar con nosotros, para amarnos, para olvidarnos, para darnos fuerzas, para traernos paz y darnos esperanza. Dios no viene a castigarnos; El viene a invitarnos y a recordarnos de Su amor, para dirigirnos de regreso a El en una buena dirección. Nosotros necesitamos seguir hacia adelante en fe, en sacrificio, después seguramente, nosotros seremos capaces; la gracia de Dios nos ayudará a experimentar; la Gracia de Dios nos santificará y transformará para volvernos niños que reconocen las gracias derramadas, para ser felices en esta vida, para ser felices en la vida que sigue, para ver un día significativo en el cada día, a pesar de los retos, a pesar de las tribulaciones. Si creemos en Dios, no hay nada imposible para El; creamos, para nosotros ver lo que es significativo en la vida en cada situación, en cada role, en cada clase; que cada oído escuche, que cada ojo mire, que cada corazón sienta, para nosotros vivir una vida a como Dios invita hoy – para ayudar a un corazón que regresa, con fe, con hechos, con sentimientos,  con las gracias abundantes derramadas para la humanidad. Amen.

Una vez más, en el Santo Nombre de Jesucristo, yo doy gracias por las gracias de Dios, yo alabo a Dios, glorifico a Dios; yo le doy gracias al Espíritu Santo por ayudarme a completar éste mensaje. Gracias Madre. La presencia de la Madre nos ayudó – los días con consejo silencioso; hoy, Madre permítenos continuar para hablar estas palabras, de la luz, en todas sus formas, y de la guía, para nosotros recibir el mensaje inspirado por el Espíritu Santo, especialmente en esta tarde que es también en la Segunda Semana de Adviento. Sólo unos días más y nosotros celebraremos el día que Jesús vino al mundo hace 2,000 años atrás; El vino a transformar nuestras vidas; El vino a través de los años; y especialmente éste año, nosotros escuchamos los mensajes de divinidad dados a nosotros con las palabras de evangelización del Espíritu Santo, las palabras del Espíritu Santo fomentando, las palabras de la verdad que Dios deja a todos escuchar y confiar, para seguir adelante en el camino que El enseña, el cual no es difícil pero que tampoco es fácil. Nosotros necesitamos abrir nuestros corazones para escuchar, para tener la voluntad de reconocer la verdad, para ser testigos con los ojos, oídos, corazones, para nosotros creer que podemos reconocer la presencia de Dios, la intervención de Dios, y las palabras del Espíritu Santo dirigidas hoy al mundo humano.

Una vez más, L., M.L., M.N., se completa a las 8 p.m., el Domingo, 4 de Diciembre del 2016, en la Iglesia Santa Teresa, en frente del tabernáculo, la Cruz, la santa estatua con la Madre sosteniendo a Jesús, la santa estatua de San Josemaría Escrivá, la santa estatua de San José, la imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, y la imagen de la Divina Misericordia. Yo elevo gracias y alabanzas, en la Iglesia Santa Teresa, un lugar donde la revelación tomó lugar en años recientes, el comienzo de los días que Dios permite; nosotros nos alegramos sabiendo que Dios tendrá un lugar más digno; nosotros estamos preparados para el día que El esté Presente, el día que El viene a nosotros individualmente y para todos en general, en la capilla a la que nosotros deseamos ver remodelada próximamente.

Este es el último día en este lugar; ellos llevarán a la Eucaristía de Dios a un cuarto diferente, ellos remodelarán la capilla para que sea más espaciosa, más nueva, más limpia, para que la gente venga a visitar a Dios, para venir a alabar a Dios, para venir a experimentar lo que Dios nos ha reservado en el nuevo comienzo de este año, con las cosas superficiales, con cosas en el alma que Dios desea. Dios no viene a lugares opulentos, El no viene a lugares donde la gente es demasiado fría; de hecho, Dios nos busca en lugares pobres que quizás son un poco imperfectos, pero El aun así viene, porque El busca cada alma, El desea reinar y permanecer con esas almas. El no busca lugares opulentos; hay lugares opulentos, lugares bellos, pero la gente es tan fría; en lugares donde la gente se niega y están ocupados sólo con las apariencias, El está también presente, pero en dolor; El busca a los niños en lugares que aun cuando pobres y que les falta el confort, pero que son lugares donde hay simpleza, gentileza, corazones pequeños, fe fuerte. Lo que Dios desea es un corazón que responda, un corazón que responda al amor, un corazón que confíe y practique, un corazón que experimente el encuentro de Dios con la intención de toda la humanidad en general y en particular para cada individuo. En el Santo Nombre de Jesucristo, nuestro Dios. Amén. Amén. Amén.

El mensajero anónimo, Lucia., es Inmigrante Americana de Vietnam. L. lleva una vida de oración intensa que se enfoca en atender el Santo Sacrificio de la Misa y adoración de Nuestro Señor en el Más Sagrado Sacramento. L. recibe mensajes en la forma de locuciones interiores y es capaz de capturar imágenes milagrosas de la Eucaristía en su teléfono celular. Cuando Jesús le da mensajes a L. el mensaje es dado como un Padre amoroso a Sus niños (para más información por favor vea la página www.nrtte.net)

  1. Eso es, la gente vive una vida espiritual limitada a lo que ha sido revelado y enseñado (aunque es bueno), pero no están abiertos a una relación dinámica con Dios.
  2. Esto es decir que Dios no está interesado en culparnos pero en nuestro regreso a El. Una descripción similar se hace más tarde en el mensaje, el cual puede ser entendido en un contexto parecido: “Dios no requiere que respondamos”.

Nuevas Revelaciones a través de la Eucaristía

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