Las Nuevas Revelaciones a Través de la Eucaristía

Saliendo del Jardin del Edén

July 20, 2012 – 8:17 p.m., Emmaus Chapel

LUCÍA:

Padre, hoy es viernes. He venido a visitarte en el sagrario.  Hoy, te pregunto: ¿Por qué mi alma ya no tiene más energía? Mentalmente me siento diferente que de costumbre. Mi motivación parece decrecer. Me siento mentalmente cansada y físicamente gastada. No quiero hacer nada. Sentada en frente de Ti, después de rezar, siento que hoy no me gustaría escribir.

Solo allí sentada. El tiempo va pasando. ¡Qué desperdicio!

Sé que estás mirándome. Tú tienes muchas cosas que decirme, ¿no es verdad? Así que saco el libro para escribir.  Aunque mentalmente cansada y ansiosa, quiero hablar y elevar todos mis sentimientos y pensamientos a esta hora hacia Ti. Algunas veces, aunque mi cuerpo está cansado, está dentro de Tu intención y amor perpetuo, el cuidar de mí.  Los seres humanos tenemos momentos felices, momentos tristes, y subidas y bajadas emocionales, así como a veces llueve y a veces el sol brilla. ¿No es así, Padre? Así, entonces, yo puedo sentir verdaderamente cuán grandemente entristecido estás Tú por los seres humanos, incluso por aquellos niños a quienes favoreces y aprecias. A estos niños, en efecto, les has otorgado magnanimidad y paciencia sin límites.

 Sin el inconmensurable y generoso amor que Tú tienes por la raza humana, entonces en efecto, los seres humanos ya no existirían más en el mundo de hoy. Esto es algo que yo siento cuando uno es negligente y abandona la posición de uno debido al ego de uno, al cansancio físico y a la debilidad mental. Esto sin mencionar las violaciones y ofensas que son cometidas con el pecado, entonces, cuánto mucho peor y peligroso es para la humanidad, y el alma debe aceptar la responsabilidad por lo que uno hace y causa. Nuestro humano mundo tiene aspectos muy buenos y maravillosos si realmente vivimos en el Espíritu de  Dios. El Espíritu Santo nos ha dado tantas cosas buenas y hermosas en esta vida, como la perfección y la bondad que Dios le da a cada uno, pero investiga e inquiere tanto un entendimiento apropiado como una conciencia que abra las puertas de par en par, y que cierre el alma.

Desde el pasado hasta ahora, nadie sabía cómo abrir las cerraduras de estas puertas, tan bellas, tan brillantes, y la verdad, la santidad, la belleza que Dios otorgó a los seres humanos desde el principio: mansedumbre, simpleza, pureza, inocencia, en todos los aspectos, en todas las circunstancias, y en todas las áreas, esperando y confiando en El Creador, nuestro Padre bueno.  ¿Por cuánto tiempo esto será posible? Cuando Dios creó a Adán y Eva, Él debió haber estado muy feliz y satisfecho con las obras maestras que creó con Su aliento y a Su imagen.  La esperanza en los seres humanos era bastante alta. Ciertamente ni el papel ni la pluma podrían describir Su amor, y no hay palabras para describir Su afecto.

Con lo que Él creó sobre la Tierra, Él le dio a los seres humanos el derecho de poseer y controlar todas las especies y todas las criaturas. No importa cuán pequeño o grande sea este mundo, Él le otorgó a los seres humanos el derecho de usarlo.  Su amor y Su corazón también fueron donados a los seres humanos. ¿Por cuánto tiempo? Nadie lo sabe con seguridad. Solo Él, el Ser Supremo, sabe cuánto esto puede durar.  Entonces, los seres humanos cayeron en rebelión y desobediencia, pero cada cosa tenía sus límites y leyes en aquel tiempo.

Él es EL SEÑOR del Universo. En el Cielo como en la Tierra, todas las cosas están a Su alcance, Su providencia y Su consideración. Uno de Sus inmutables efectos fue la obediencia, cuando Él le otorgó a los seres humanos el derecho de disfrutar y poseer todas las cosas del mundo. Desafortunadamente los hombres violaron el mandamiento más importante. Nada más queda por decir. No se puede revertir esta verdad sobre el supremo y más importante mandamiento que Dios nos dio, ordenándole a Adán y Eva que no comieran del fruto prohibido.  Entonces esto pasó: los seres humanos escogieron su propia dirección. Dios nunca quiso que los hombres cayeran en esta situación. La verdad fue realmente brutal y cruel.

Una vez que los hombres cayeron en la engañosa trampa del demonio, entonces la decisión respecto al destino humano quedó extremadamente claro. Enfrentados a Dios, en aquel tiempo, Adán y Eva, perdieron su inocencia. Se descubrieron desnudos, avergonzados y rehuyeron de la verdad. Sus almas se sintieron asustadas e inseguras cuando escucharon la voz de Dios: «Adán, Adán, Eva, Eva, ¿dónde están ustedes?, ¿por qué no contestan cuando YO los llamo?» Después de unos instantes Dios los vio a ellos escondiéndose detrás de los arbustos y, al mismo tiempo, cubriéndose con hojas. Dios les preguntó: ¿Qué están haciendo ustedes dos?Su voz era muy gentil, cara a cara, como una conversación de un padre llamando a sus niños.

Pero la verdad era demasiado brutal, corazón partido, y decepcionado, a causa de que desde el principio ya existió la desobediencia, la imperfección y el colapso de la esperanza. Dios creó a la humanidad a Su imagen, pero la imagen se corrompió, se contaminó por la tentación de la venenosa serpiente, por la mente del demonio que transformó la inocencia y la simplicidad en una acusación del uno hacia el otro delante de Su rostro, cuando Adán y Eva supieron que habían pecado y violado el mandamiento que Dios les dio.

Desde entonces ellos salieron del Jardín del Edén, el lugar que Dios creó para ofrecérselo a la humanidad.

En él estaba Su amor, cubierto por fragantes flores, plantas silvestres, y otras cosas hermosas como los deliciosos árboles frutales que Él deseó y otorgó a la humanidad desde aquel tiempo. Dios dijo: La serpiente se arrastrará sobre su vientre y comerá polvo, y al mismo tiempo una mujer le aplastará su cabeza. El hombre comerá su comida con el trabajo doloroso, con el sudor de su frente. Desde aquel momento, los primeros padres salieron del Jardín del Edén en pecado y avergonzados de la violación que habían cometido. Todo lo que pasó se convirtió en la historia real a través de los siglos y han pasado de generación en generación. Ésta es la historia del hombre, claramente relatada, y que la humanidad continúa viviendo.

¿Cómo se sintió Dios en aquel tiempo?  ¿Quién podría explicar y comprender totalmente Su corazón cuando la respuesta de la humanidad en vez de ser la gratitud fue la desobediencia y la violación al gran mandamiento que Él dio? La ley vino de El Creador, de El Rey, que manda tanto en el Cielo como en la Tierra. Melancolía, amargura, corazón partido, un corazón retorciéndose de dolor como si estuviera sangrando cada segundo, Dios observó la traición de Su obra maestra, por el deseo y la arrogancia, pretendiendo igualarse a Él y tener Su mismo poder.  A pesar de haber sido instigado por el demonio, el hombre tenía el derecho de rechazarlo por el mandato que Dios le dio. Los caminos del pecado desde los primeros tiempos estaban en ciernes y formándose en los seres humanos.

¡Cuán conmovedor para Dios debió ser ver todas estas cosas terminadas, destruyendo el amor, la verdad, y la conexión entre Él y los seres humanos formados por Sus manos! Él podía destruir y reconstruir las imágenes como Él quería y ordenar absoluta obediencia conforme a Su voluntad, pero no lo hizo así. Habiendo formado la figura del ser humano, Él no podía quitarle la vida a ningún hombre, sino solo ejercer la última autoridad para que los seres humanos viviesen y saliesen.  A pesar de que los seres humanos habían escogido una dirección para sí mismos, Dios no los privó de la propiedad, ni de regular ni de usar todas las cosas que están sobre la tierra: plantas, animales y todas las criaturas.

Su bondadoso corazón continuamente observaba y miraba a todos los hombres que vivían, trabajaban, se ganaban la vida, y Él siempre derramó gracias y los siguió por miles de siglos. Dios vio cuando los hombres cayeron en el pecado y, entonces, los pecados aumentaron.

Él miró hacia abajo y vio todas las cosas que habían pasado, y guió a los hombres a la miseria.  Con el demonio rondando todo por causa del pecado, cada época fue inundada con horribles maldades, aumentando las disputas y la rivalidad. Dios estaba siempre preocupado.

Él recurrió a una forma y otra para ayudar y prevenir el mal de la inundación del mundo, para lo cual envió incontables profetas. Dios usó la inteligencia del Espíritu Santo para rescatar y salvar a innumerables personas en todas las épocas y a una multitud de capas de la historia que no están mencionadas en los libros de Historia. El amor por la humanidad trasciende tiempo y espacio. Por siglos, Él persistió en la verdad para salvar a la humanidad del espíritu maligno de las tinieblas. Pacientemente esperó que la humanidad se levantara en este siglo. La alianza con la humanidad fue transformada.

Él envió a Su único Hijo, el Unigénito, como ofrenda para ser sacrificado por los hombres, aceptando la muerte a cambio de la vida.

Los pecados de la humanidad fueron purificados a través de la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, para que los hombres tengan el derecho de recuperar lo que habían perdido desde que salieron del Jardín del Edén, el cual fue creado por Dios para la humanidad.

No solo eso, sino que también está la presencia de la Segunda Persona cada vez que la Misa se celebra, a través de Su Cuerpo y Su Sangre para nutrir tanto el cuerpo como el alma de la humanidad.

DIOS PADRE:

Por más de dos mil años, el habitar en el Santísimo Sacramento del altar fue para intervenir y fortalecer el regreso de la humanidad a la verdad que Dios proclamó por miles de generaciones.  Esto todavía existe pues continúa hasta el día de hoy, pero la humanidad permanece indiferente y aún no reconoce esto. El demonio todavía está penetrando. Los pecados de la humanidad están creciendo día tras día. Las personas buenas son pocas. Las personas justas son aún más pocas. Mientras que los malhechores y las personas malas son demasiadas.

No hay nada que YO no pueda hacer por la humanidad. La oportunidad está aquí.  El día ha llegado. La ley de la naturaleza debe suceder para purificar y restablecer un mundo nuevo con justicia, serenidad, obediencia, verdad, paz y armonía, para aquellos que regresen a la última gracia a través de la Divina Misericordia, a través del Corazón de amor que habita en el Santísimo Sacramento, esperando y perdonando a la humanidad en la salvación de los últimos días del siglo. Ésta es la última oportunidad.

YO uso el amor para hablarle a la humanidad: despierten y regresen a la verdad, al amor de Dios, el cual es dado a la humanidad en este siglo en particular. El que tenga oídos, que oiga. El que tenga ojos, que vea lo que pertenece a la verdad. YO trataré de ayudarlos y llevarlos a ustedes a la vida eterna, ahora mismo, en esta vida y en la próxima.

Lo que YO quiero decirles ya se los he dicho, y les he mostrado la historia para que lo entiendan claramente en todos sus aspectos.  Regresen a la verdad que YO le di a la humanidad, y la cual es también la última oportunidad para que ustedes reciban el perdón en los tiempos finales de la vida.

Adiós, mis niños.

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